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LECHUGA ROMANA

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La Lechuga Romana tiene un muy bajo nivel de calorías y es una superestrella de los minerales, con altos volúmenes de calcio, fósforo, magnesio y potasio. También tiene bajos niveles de sodio y está repleta de vitaminas K y C y ácido fólico.
Su sabor es ligeramente amargo, por lo que es una de las lechugas más empleadas en ensaladas.
Comerla aporta beneficios al organismo.
Es una buena elección para tu jardín o huerto.
La tenemos en envases de 1 gramo.

Descripción

La lechuga romana, lechuga romanita, cos, italiana, orejona o escarola (a menudo denominada simplemente Romana o Cos) de nombre científico Lactuca sativa es una variedad de lechuga que crece con una larga cabeza y que posee una hojas robustas, alargadas y con un robusto nervio central.
Tiene un muy bajo nivel de calorías y es una superestrella de los minerales, con altos volúmenes de calcio, fósforo, magnesio y potasio.
También tiene bajos niveles de sodio y está repleta de vitaminas K y C y ácido fólico.
El nombre ‘Cos’ proviene de la isla griega de Cos, pero la forma del arábica de la palabra ‘lechuga’, خس (xus) sugiere su origen.
Llegó a Europa debido a las conquistas del Oeste en del Imperio romano.
Su sabor es ligeramente amargo, por lo que es una de las lechugas más empleadas en ensaladas.
La romana se emplea en la ensalada César.
Es una verdura de hoja verde crujiente con alto valor nutricional.
Su contenido de vitaminas y minerales ofrece una variedad de beneficios para la salud, y existen muchas formas simples de agregarla a la dieta.
Las hojas de lechuga romana son largas y afiladas hacia la raíz. La parte superior de las hojas es de un color verde más profundo y más endeble que las hojas inferiores.
Hacia el fondo de la lechuga, las hojas se vuelven más resistentes y tienen costillas gruesas y blancas que contienen un líquido ligeramente amargo.
Esto le da a la lechuga romana su sabor distintivo.
La cantidad de este líquido amargo aumenta todavía más por debajo del tallo, por lo que algunas personas tiran la parte más gruesa de las hojas para evitar esta amargura.
La lechuga romana aporta vitaminas, minerales y fibra.
La lechuga romana es adecuada para personas que desean perder peso, ya que posee una alta densidad de nutrientes y un bajo contenido calórico.
Sin embargo, puede ser una adición sabrosa y saludable a cualquier comida y plan de alimentación.
Los nutrientes y minerales que contiene pueden aportar beneficios a cualquier persona que la coma regularmente.
Beneficios de la Lechuga Romana:
Actúa como antioxidante.
El contenido antioxidante de la lechuga romana puede apoyar al sistema inmunológico de una persona y protegerlo contra diversos problemas de salud.
Protege la salud cardiovascular.
Los altos niveles de potasio en la lechuga romana pueden ayudar a mantener la salud cardiovascular, pues ayuda a que los músculos del corazón se contraigan de forma regular y adecuada.
Además, las vitaminas antioxidantes A y C en la lechuga pueden ayudar a prevenir la acumulación de colesterol la formación de placa en las arterias.
El folato en la lechuga romana también puede ayudar a prevenir complicaciones cardíacas graves, además de que contiene algo de fibra, que juega un papel clave en el mantenimiento de los niveles saludables de colesterol.
Protege la salud ocular.
La vitamina A en la lechuga romana puede ayudar a prevenir afecciones oculares como cataratas durante el envejecimiento.
También aporta betacaroteno, convirtiéndola en una excelente opción para las personas que desean mejorar la salud ocular.
Ayuda a prevenir el cáncer.
Los antioxidantes y el folato dentro de la lechuga romana podrían ayudar a proteger el cuerpo contra el cáncer.
La lechuga romana debe comerse unos días después de haberla comprado.
Cuanto más frescas sean las hojas, más nutrientes te otorgarán.
Al elegir esta lechuga siempre busca hojas sanas y crujientes.
Lava a fondo la lechuga antes de utilizarla quitando cada hoja y enjuagando cualquier residuo o suciedad de su superficie.
Asimismo, remoja brevemente la verdura en agua y masajea suavemente las hojas para eliminar la suciedad, luego sécala con un paño de cocina o en una ensaladera.
Puedes cortar las hojas o usarlas enteras, dependiendo de tu preferencia personal o de la receta.
Esta lechuga seguramente es tu favorita y ahora puedes cultivarla tu mismo en tu jardín o huerto.

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